Acantilados y erosión costera: un testimonio del tiempo
La costa de Tenerife está adornada con espectaculares acantilados que dan testimonio de las fuerzas de la erosión durante millones de años. Los famosos acantilados de Los Gigantes, situados en la costa occidental de la isla, se alzan majestuosos sobre el mar, alcanzando alturas de hasta 800 metros.
Estas colosales formaciones rocosas son un espectáculo para la vista y sirven como un recordatorio de la constante batalla entre la tierra y el mar.
Las Montañas de Anaga: Picos Antiguos y Valles Exuberantes
Estas antiguas montañas son algunas de las más antiguas de la isla, y sus orígenes se remontan a millones de años. Las montañas de Anaga son el resultado de una intensa actividad tectónica, que hizo que la corteza terrestre se levantara y plegara, formando un paisaje accidentado y pintoresco. Los picos de las montañas de Anaga alcanzan alturas de más de 1.000 metros, ofreciendo impresionantes vistas panorámicas de los valles, bosques y zonas costeras de los alrededores.
Los exuberantes valles ubicados entre los picos de las montañas de Anaga son un testimonio de los diversos microclimas de la isla. Estos valles se caracterizan por un clima templado y húmedo, lo que crea las condiciones perfectas para que prosperen una gran cantidad de especies de plantas. Aquí se pueden encontrar densos bosques de laurisilva, conocidos como laurisilva, que proporcionan un hábitat para una flora y fauna únicas, algunas de las cuales son endémicas de las Islas Canarias.